CONTEXTO DEL EVANGELIO
INTENCIÓN DE MATEO
Hay que empezar diciendo que san Mateo, representado bajo la figura del hombre, empezó a escribir de Jesucristo como de un hombre, diciendo: Libro de la generación. Escribió el evangelio para los cristianos de origen Judío, para quienes hubiera estado demás exponer la naturaleza de la divinidad que ya conocían, pero les fue necesario que se les manifestase el misterio de la Encarnación. Dado el carácter de los destinatarios, en Mateo se nota con más constancia la presencia de citas del Antiguo Testamento, más numerosas que en los demás evangelios, para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús.
A lo largo del evangelio los diversos personajes y el mismo evangelista utilizan varios títulos para referirse a Jesús: Hijo de David, Hijo de Abrahán, Hijo de Dios, Hijo del hombre, Señor, Mesías, Maestro. Jesús aparece también como el Siervo sufriente (véase Is 53).
Ya en el Evangelio de la infancia, Mateo nos anticipa quién es Jesús de Nazaret. Su "genealogía" se ha ido gestando a lo largo de toda la historia de Israel, que en él llega a su plenitud. Como "hijo de David", él es el Mesías anunciado por los Profetas y esperado por el Pueblo judío. Como "hijo de Abraham", es fuente de bendición para todos los hombres. Pero él es mucho más todavía: es "Dios con nosotros" (1. 23).
GENEALOGÍA DE JESÚS
Mt
1
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Lc 3
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Rut 4, 18-22
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1Cro 2, 5-15
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Libro de la
genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac
a Jacob, y Jacob a Judá y a sus
hermanos;
3 Judá engendró, de Tamar, a Fares
y a Zara, Fares engendró a Esrom, y Esrom a Aram;
4 Aram engendró a Aminadab,
Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón;
5 Salmón
engendró, de Rahab, a Booz, Booz engendró, de
Rut, a Obed, y Obed engendró a Isaí;
6 Isaí engendró al rey David.
Y David engendró a Salomón de la que había sido mujer de Urías.
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23 Y cuando
comenzó su ministerio, Jesús mismo tenía unos treinta años, siendo,
como se suponía, hijo de José, quien era hijo de Elí,
38Cainán, de Enós; Enós,
de Set; Set, de Adán; y Adán, de Dios.
37Lamec, de Matusalén; Matusalén,
de Enoc; Enoc, de Jared; Jared, de Mahalaleel;
36Sala, de Cainán; Cainán,
de Arfaxad; Arfaxad, de Sem; Sem, de Noé; Noé, de
Lamec;
Mahalaleel, de Cainán;
35Nacor, de Serug; Serug,
de Ragau; Ragau, de Peleg; Peleg, de Heber; Heber, de
Sala;
34 Nacor a Taré;
Taré a Abraham; Abraham a Isaac; Isaac a Jacob; Jacob a Judá.
33 Judá a Fares; Fares a Esrom; Esrom a Aram;
Aram a Admín; Admín
a Aminadab; Aminadab a Naasón. 32 Naasón a Salmón; Salmón a Booz; Booz a Obed; Obed a Isaí
(Jessé); Isaí a David;
31 David a Natán; Natán a Matata; Matata a Mainán;
Mainán a Melea; Melea a Eliaquim.
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Éstas son las generaciones de Fares:
Fares engendró a Hezrón, 19 Hezrón engendró a Ram, Ram engendró a Aminadab, 20 Aminadab
engendró a Naasón, Naasón engendró a
Salmón, 21 Salmón engendró
a Booz, Booz engendró a Obed, 22
Obed engendró a Isaí e Isaí engendró a David.
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Los hijos de Pérez fueron
Hezrón y Hamul. 6 Los hijos de Zera fueron Zimri,
Etán, Hemán, Calcol y Dara: cinco en total.
7 El hijo de Carmi fue Acar, el perturbador de
Israel, que prevaricó en cuanto al anatema.
8 El hijo de Etán fue Azarías. 9 Los hijos que le nacieron a
Hezrón, fueron Jerameel, Ram y Quelubai. 10 Ram
engendró a Aminadab y Aminadab engendró a
Naasón, jefe de los hijos de Judá;
11 Naasón engendró a Salmón y
Salmón engendró a Booz; 12
Booz engendró a Obed y Obed engendró a Isaí, 13 e Isaí engendró a Eliab su
primogénito, luego Abinadab el segundo y Simea el tercero. 14 Natanael el cuarto, Radai el
quinto, 15 Ozem el sexto, y
David el séptimo;
|
Rojo:
común entre Mt y Lc Verde: común, Rut y
1Cro
PARALELO CON
LUCAS
Mt. 1:1–17 encontramos una genealogía descendente, que a través de José
llega a Jesús. En Lc. 3:23–38 se presenta un árbol genealógico ascendente.
Cuando se lee de atrás hacia adelante también termina en Jesús, aunque, como
muchos sostienen, a través de María en vez de José. Estas secciones de Mateo y
Lucas no agotan las referencias del Nuevo Testamento a las genealogías.
EL
EVANGELIO DE LOS JUDÍOS
Lo escribió un judío
para convencer a los judíos. Uno de los propósitos principales de Mateo es
demostrar que las profecías del Antiguo Testamento se cumplieron en Jesús, y
que por tanto Él tiene que ser el Mesías. Tiene una frase que resuena por todo
el evangelio como un tema sinfónico: < Esto sucedió para que se cumpliese lo
que fue dicho por el Señor por medio de los profetas.» Esta frase aparece en el
evangelio no menos de 16 veces: El nacimiento de Jesús y Su nombre fueron el
cumplimiento de la profecía (1, 22).
Mateo, por tanto,
siempre organiza las cosas de manera que le sea más fácil al lector
memorizarlas. Coloca las cosas en grupos de tres en tres o de siete en siete.
Hay tres mensajes de Dios a José; tres negaciones de Pedro; tres preguntas de
Pilato; siete parábolas del Reino en el capítulo 13; siete ayes a los escribas
y fariseos en el capítulo 23.
La genealogía de
Jesús con la que empieza el evangelio es un buen ejemplo de esto. Tiene por
objeto demostrar que Jesús es el Hijo de David. En hebreo no había" signos
numéricos; cuando hacía falta indicarlos se usaban las letras del alfabeto. En
hebreo no se escriben las vocales. Por ejemplo, las letras de David son DWD; si
estas letras se toman como números, suman 14; y la genealogía consta de tres
grupos de nombres en cada uno de los cuales hay catorce. Mateo hace todo lo
posible para colocar las enseñanzas de Jesús de tal manera que se puedan
asimilar y recordar.
Todos los maestros
tienen una deuda de gratitud con Mateo, porque Mateo escribió lo que es por
encima de todo el evangelio del maestro. Mateo tiene una última
característica final. La idea dominante de Mateo es la de Jesús como Rey. Escribe
para demostrar la realeza de Jesús.
En el mismo
principio, la genealogía está para demostrar que Jesús es el Hijo de David
(1:1-17). El título Hijo de David se usa con más frecuencia en Mateo que
en ningún otro evangelio (15:22; 21:9; 21:15). Los Magos vinieron buscando al
que había nacido Rey de los judíos (2:2). La Entrada Triunfal es una
presentación deliberadamente dramática de Jesús como Rey (21:1-1l). Ante
Pilato, Jesús acepta el título de Rey (27,11). Hasta en la Cruz, el título que
figura sobre Su cabeza es el de Rey, aunque fuera en burla (27:37). La
descripción de Jesús que encontramos en Mateo es la de un Hombre nacido
para ser Rey. Jesús recorre sus páginas revestido de la púrpura y el oro de la
realeza.
Al lector moderno le
parecerá que Mateo escogió una manera muy extraña de empezar su evangelio, y le
alucinará tener que vadear una larga lista de nombres propios justamente al
principio de todo. Pero, para un judío, esto era lo más natural y lo más
interesante; y, desde luego, la manera más esencial de empezar la historia de
la vida de cualquier persona.
Los judíos tenían un
interés tremendo en las genealogías. Mateo llama a esta parte el libro de la
generación (biblos guenéseós) de Jesucristo. Esa era una frase corriente
entre los judíos; y quería decir la partida del linaje de una persona, con unas
pocas frases explicativas donde fueran necesarias. En el Antiguo Testamento nos
encontramos frecuentemente con listas de generaciones de personas
famosas (Génesis 5:1; 10:1; 11:10; 11:27). Cuando Josefo, el gran
historiador judío, escribió su propia autobiografía, empezó por su propio árbol
genealógico que, nos dice, encontró en los registros públicos.
La razón de este
interés en las genealogías era que los judíos daban la mayor importancia a la
pureza de linaje. Si hubiera en alguna persona la más ligera mezcla de sangre
extranjera, perdería su derecho de ciudadanía como judía y como miembro del
pueblo de Dios. Un sacerdote, por ejemplo, estaba obligado a presentar el
certificado ininterrumpido de su genealogía remontándose hasta Aarón; y, si se
casaba, su mujer tenía que presentar su genealogía por lo menos de las últimas
cinco generaciones. Cuando Esdras estaba reorganizando el culto de Dios,
después que el pueblo volvió del exilio, y estaba instalando el sacerdocio en
su ministerio, los hijos de Jobaías, los de Hacóc y los de Barzilay fueron
excluidos del sacerdocio y considerados contaminados porque «buscaron su
registro genealógico pero no lo hallaron» (Esdras 2:62).
REALIZACIÓN
DE LOS SUEÑOS HUMANOS
Este pasaje hace
hincapié en dos cosas especiales acerca de Jesús: (1) Subraya el hecho de que
era el Hijo de David. Era, desde luego y principalmente, para demostrar este hecho
para lo que se compuso la genealogía. El Nuevo Testamento lo subraya una y otra
vez. Pedro lo afirmó en el primer sermón cristiano del que tenemos referencia,
el del día de Pentecostés (Hechos 2:29-36). Pablo dice que Jesucristo
fue descendiente de David según la carne (Romanos 1:3). El autor de las
epístolas pastorales nos exhorta a recordar que Jesucristo, descendiente de
David, resucitó de entre los muertos (2 Timoteo 2:8). El autor del Apocalipsis
oye decir al Cristo resucitado: «Yo soy la raíz y el linaje de David»
(Apocalipsis 22:16).
Repetidamente se Le
llama así a Jesús en la historia evangélica. Después de la curación del hombre
ciego y mudo, la gente exclamó: « ¿Será Éste aquel Hijo de David?» (Mateo
12:23). La mujer de Tiro y Sidón que le pedía a Jesús que ayudara a su hija le
llamó «Hijo de David» (Mateo 15:22). Los dos ciegos que clamaron a Jesús
cuando pasaba Le llamaron «Señor, Hijo de David» (Mateo 20:30s). Fue
como Hijo de David como las multitudes Le saludaron y aclamaron cuando entró en
Jerusalén por última vez (Mateo 21:9,15). Aquí hay algo sumamente
significativo. Está claro que fue la multitud, la gente corriente, la que
llamaba a Jesús Hijo de David. Los judíos eran un pueblo a la expectativa.
Nunca olvidaban, y nunca podían olvidar, que eran el pueblo escogido de Dios.
Aunque su historia era una larga serie de desastres, aunque entonces eran un pueblo
sometido, nunca olvidaron su destino. Y era el sueño de la gente del pueblo que
algún día vendría a este mundo un descendiente de David que los conduciría a la
gloria que ellos creían que les pertenecía por derecho.
NO JUSTOS, SINO
PECADORES
Con mucho lo más
maravilloso de esta genealogía son los nombres de mujeres que aparecen en él. No
es normal encontrar nombres de mujeres en las genealogías judías. La mujer no
tenía derechos legales; se la consideraba, no como una persona, sino como una
cosa. No era más que una posesión de su padre o de su marido, quienes podían
hacer con ella lo que quisieran.
En la fórmula
tradicional de oración matutina, el judío le da gracias a Dios por no haberle
hecho ni un gentil, ni un esclavo, ni una mujer. La misma existencia de estos
nombres en cualquier genealogía es ya un fenómeno de lo más sorprendente y
extraordinario. Pero cuando nos fijamos en quiénes eran estas mujeres y en lo
que hicieron, la cosa se vuelve todavía más alucinante. Rajab -o como se la
llama en el Antiguo Testamento, Rahab, era una prostituta de Jericó (Josué
2:1-7). Rut no era judía, sino moabita (Rut 1:4), ¿y es que no
establecía la ley misma que: « No entrará el amonita ni el moabita en la
congregación del Señor, ni siquiera en su décima generación; no entrarán nunca en
la congregación del Señor?» (Deuteronomio 23:3)? Rut pertenecía a un
pueblo ajeno y aborrecido. Tamar fue una seductora y adúltera (Génesis 38).
Betsabé, la madre de Salomón era la mujer de Urías a la que David sedujo con
una crueldad imperdonable (2 Samuel 11 y 12). Si Mateo hubiera escarbado
las páginas del Antiguo Testamento buscando candidatas improbables no podría
haber descubierto cuatro antepasadas de Jesucristo más increíbles. Pero sin
duda hay algo encantador en esto. Aquí; justamente al principio, Mateo nos da
una muestra del Evangelio de Dios en Jesucristo, porque nos muestra las
barreras que se vienen abajo.
(i) Desaparece la
barrera entre judío y gentil. Rahab, la mujer de Jericó, y Rut, la mujer de
Moab, hallan su sitio en la genealogía de Jesucristo. Ya está aquí la gran
verdad de que en Cristo no hay judío ni griego. Aquí, en el mismo principio,
encontramos el universalismo del Evangelio y del amor de Dios.
(ii) Desaparece la
barrera entre varón y mujer. En ninguna genealogía ordinaria se
encontraría el nombre de ninguna mujer; pero sí en el de Jesús. El viejo
desprecio ha desaparecido; y varones y mujeres se encuentran en el mismo nivel
en el amor de Dios y son igualmente importantes en Sus propósitos.
(iii) Desaparece la
barrera entre santo y pecador. Dios se las arregla para usar para su
propósito a los que han sido grandes pecadores. «Yo he venido -dijo Jesús-, no
para llamar a los justos, sino a los pecadores (Mateo 9:13).
Aquí, al principio
mismo del evangelio, se nos da un adelanto de la amplitud del amor de Dios que
lo abarca todo. Dios puede encontrar servidores entre aquellos que los
respetables ortodoxos evitarían con horror.
NACIMIENTO E INFANCIA DE JESUCRISTO
GENEALOGÍA DE JESÚS.
(Mt 1, 1-6)
1 Libro del origen de Jesucristo,
hijo de David, hijo de Abrahán:
2 Abrahán engendró a Isaac,
Isaac engendró a Jacob,
Jacob engendró a Judá y a sus hermanos,
3 Judá engrendró, de Tamar, a Fares y a Zara,
Fares engendró a Esrón,
Esrón engendró a Arán,
4 Arán engendró a Aminadab,
Aminadab engrendró a Naasón,
Naasón engendró a Salmón,
5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz,
Booz engendró, de Rut, a Obed,
Obed engendró a Jesé,
6 Jesé engendró al rey David.
David engendró, de la mujer de Urías a Salomón.
LA GENEALOGÍA DE JESÚS
Esta genealogía está dividida
en tres secciones, cada una de las cuales representa catorce generaciones. La
división es característicamente judía, ya que combina el número divino
"tres" con dos veces el número sagrado "siete". Estas secciones
abarcan los tres grandes períodos de la historia judía antes de Cristo. El
primero es el período de los Patriarcas y Jueces. Comenzando con Abraham
presenta la sucesión de héroes que hicieron famoso el nombre de Israel; se
menciona a Rut, cuyo romance constituye el más encantador de los idilios
orientales, a Isaí, y a David su hijo real. El segundo período es el de la
monarquía, que alcanzó su esplendor en los días de David y de Salomón. El tercer
período, que se extiende por seiscientos años entre la monarquía y Cristo,
están envueltas en una oscuridad impenetrable e imprecisa.
Sin embargo, Mateo, al reducirlas a tres secciones de catorce cada una,
tenía un propósito particular al que subordinó estos problemas. El mismo dice
explícitamente: van catorce generaciones de Abraham a David, y catorce de David
a la Cautividad, y catorce de ésta a Cristo.
Dos son las razones que pudieran explicar su propósito. La primera, la simetría. El contener la
primera serie, de Abraham a David, oficialmente en la Biblia, catorce
generaciones, pudo inclinar al autor a caracterizar las otras épocas por el
mismo número, dada la división tripartita de fondo, Abraham-David-Cristo
La segunda, el gusto oriental por los acrósticos.
Las tres radicales que componen el nombre de David en hebro, tienen el valor
numérico 4 + 6 + 4 = 14. Así el número 14 viene a ser, en acróstico, el nombre
de David. Tendría así una intención mesiánica, que terminaba en Cristo, al que
se llamaba, por antonomasia, el “Hijo de David.”
LISTA DE NOMBRES
Para
nosotros esta lista interminable de nombres puede resultar árida. Pero cada
persona es un rostro único e irrepetible, un juego de pasiones y de acciones,
con un extraño destino de libertad. Cada nombre tiene un valor absoluto, como
el Nombre del cual viene y hacia el cual va. Puede ser desconocido para
nosotros; pero siempre vive en la memoria de Dios y late en las venas del
descendiente. El hombre hace la historia y la historia hace al hombre: el
nombre, que es relación con el Otro y con los otros, nunca se pierde.
En el
comienzo se nombra a David y a Abrahán, depositarios de la promesa: todas las
generaciones están bajo el signo de una bendición divina particular.
PRIMER
SERIE DE GENERACIONES
1.
Abraham 2. Isaac 3. Jacob 4. Judá 5. Fares 6. Esrom 7. Aram 8. Aminadab 9. Naasón 10. Salmón 11. Booz 12.
Obed 13. Isaí 14. David
Las primeras catorce generaciones conducen, en línea descendente, siguiendo
el esquema “X engendró a Y”, que corresponde a 1 cro 2, 9-12
1 Libro de la generación
de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Jesús
es presentado como descendiente legítimo de Abrahán y de David y como Hijo de
Dios. Como descendiente de Abrahán simboliza, en los comienzos de su vida, todo
el camino que el pueblo elegido realizó en su día: la marcha de toda la familia
a Egipto, la vuelta a la tierra de Israel, el paso del Jordán (bautismo) y las
tentaciones en el desierto que recuerdan las de Israel relatadas en el Exodo y
el Deuteronomio. Jesús, viene a decir Mateo, es el auténtico descendiente de
Abrahán, porque ha recorrido triunfante todo el camino que recorrió el pueblo
elegido. Jesús es también presentado como hijo de David, es decir, como mesías,
que precedido por Elías (Juan Bautista) tenía que venir.
En
la situación en que vivía la comunidad de Mateo era muy importante mostrar que
Jesús era el Mesías, es decir, el Hijo de David en quien se habían cumplido las
promesas del Antiguo Testamento, porque una de las objeciones más importantes
que los cristianos escuchaban en boca de los judíos era que Jesús no era el
Mesías.
En el encabezamiento
de la genealogía (Mt 1,1) le presenta como Hijo de David (=aquel en quien se
cumplen las promesas de Dios) e Hijo de Abrahán (=padre del nuevo pueblo de
Dios), pero poco a poco se va desvelando que Jesús es, sobre todo, el Hijo de
Dios, el Dios-con-nosotros, que sigue vivo en la Iglesia.
Para
explicar el origen de Jesús. Mateo utiliza un recurso muy conocido en la
antigüedad: la genealogía. La intención de Mateo al comenzar su evangelio con
esta genealogía es dar a conocer la ilustre ascendencia de Jesús, que se remonta
nada menos que a David y a Abrahán, presentándole así como un personaje muy honorable
a los ojos de sus contemporáneos.
Libro: Viene del griego (βίβλος) libro,
registro y del hebreo seper (סֶפֶר), «libro; documento;
escritura». El vocablo aparece 187 veces en el Antiguo Testamento hebreo, y el
primer caso está en Gén 5,1 : «Este es el libro de los descendientes de Adán:
Cuando Dios creó al hombre, lo hizo a semejanza de Dios» A excepción de
Deuteronomio (11 veces), hay propiamente corteza interior de la planta de
papiro, hoja o rollo para escribir. Se refiere a un pergamino, rollo.
Registrar, certificar, notificar, en el contexto, el registro de un árbol genealógico
(Mat 1, 1+)
Libro, registro. A.T. סֵפֶר Gén_5:1. סְפַר , Esd_4:15.
סָפֵר pu.,
Job_37:20. N.T.
Mat_1:1; Mar_12:26;
Luc_3:4; Luc_20:42;
Hch_1:20; Hch_19:19;
Flp_4:3; Rev_3:5;
Rev_20:15.
Originalmente, los
libros estaban hechos de piel, de cuero o PERGAMINO, o bien de PAPIRO). El
rollo estaba formado por varias piezas de estos materiales, cosidas una a
continuación de la otra. Al fijar sus dos extremos en palos o cilindros, la
tira larga (alcanzaba ca. de 10 m y 25 cm de ancho) se enrollaba sobre los
extremos (cf. Is 34,4; Zac 5.1s). Tal rollo podía contener, por ejemplo, el
libro de Isaías o un Evangelio. El lector empezaba a leer el texto, escrito en
columnas (Jer 36.23), desenrollando a partir de la derecha (Lc 4.20, 21).
Excepcionalmente se escribía en ambas caras del rollo (Ez 2.9, 10; Ap 5.1).
Genealogía: del griego γένεσις, yevváw que denota
origen, linaje, o nacimiento. Registro de los antepasados de una persona. Denota la línea familiar. Es un
relato de origen y la vida de alguien. El "libro de las generaciones" (Génesis 5:1) y el "libro de la genealogía" (Mateo 1:1) eran listas genealógicas o registros de familia. La
organización tribal de la sociedad hebrea, con su fuerte énfasis en las
relaciones de familia, exigía listas genealógicas exactas (Números 1:2, 18).
Toda la expresión Bi,bloj gene,sewj, significa por lo tanto, registro del principio o del
origen de los antepasados. Esta fórmula se remonta al AT, en donde se utiliza
para introducir una genealogía, un índice de las generaciones (p. ej. Gn 2,4;
5,1; 11,10) o una historia (Gn 6,9; 37,2) o ambas cosas a la vez.
Jesús: viene del griego VIhsou y del hebreo יהושע. Un nombre judío muy común, frecuentemente dado en memoria de Josué (la forma hebrea del nombre Jesús). Por lo general se ha entendido que este nombre significa "Yahvé es salvación" (Mateo 1:21).
Hoy
día, los nombres sirven mayormente como una identificación. Pero Este nombre fue dado al Hijo de Dios en la encarnación como su nombre
personal, en obediencia a la orden dada por un ángel a José, el marido de su
madre, María, poco antes de que él naciera (Mat 1,21). Es con este nombre que
se le designa generalmente en las narraciones evangélicas, pero no sin
excepciones, como en Mar 16,19; Lc 7,13, y una docena más de pasajes en este
Evangelio, y en unos pocos lugares en el de Juan.
Cristo: viene del griego Χριστός (ungido) y del hebreo משיח: (mashíaj) "Mesías",
Traduce, en la LXX, la palabra Mesías, término que se aplica a los sacerdotes
que eran ungidos con el aceite sagrado, especialmente al sumo sacerdote (p.ej.,
Lev 4,3, Lev 4,5, Lev 4,16). Los profetas reciben el nombre de joi cristoi Teou
, «los ungidos de Dios» (Sal_105:15). El rey de Israel era en ocasiones
mencionado como cristos tou Kuriou , «el ungido del Señor» (1Sa_2:10, 1Sa_2:35
; 2Sa_1:14 ; Sal_2:2 ; Sal_18:50; Hab_3:13); el término es utilizado incluso de
Ciro (Isa_45:1).
El título Cristos, «el Cristo», no se usa de Cristo en la versión LXX de
los libros inspirados del AT. En el NT la palabra se usa frecuentemente con el
artículo, del Señor Jesús, como un apelativo más que como un título (p.ej., Mt 2,4
; Hch 2,31); sin el artículo (Lc 2, 11 ; Lc 23,2; Jn 1,41). En tres ocasiones
el mismo Señor aceptó expresamente este título (Mt 16,17 ; Mc 14,61-62; Jn 4,26).
Hijo: viene del Griego: υἱός [huios].Heb. בֵּן [ben],
(del verbo בָּנָה [banah], "construir",
"reconstruir", "establecer", "hacer
continuar"). Término que tiene un significado mucho más amplio
en el AT que en tiempos modernos, y que también se refleja en
expresiones idiomáticas usadas en el NT.
La palabra hijo tiene
distintos significados:
1. Hijo varón de
la primera generación: Génesis 16,15
"Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre
del hijo que le dio Agar, Ismael."
2. Nieto:Por ejemplo: a Jehú, hijo de
Josafat y nieto de Nimsi: 2 Reyes 9:2
3. Descendiente
de un antepasado famoso, sin tener en cuenta el número de generaciones
intermedias. Así, José, el padre terrenal de Jesús,
fue llamado "hijo de David" aunque vivió 10 siglos más tarde:
Mateo 1,20
4. Hijo adoptivo: "Y cuando el niño
creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó, y le
puso por nombre Moisés, diciendo: Porque de las aguas lo saqué."
Éxodo 2,10
5. Forma
bondadosa en que una persona mayor se dirige a un amigo más joven, a un
discípulo o a un compañero: 1 Samuel 26,17, "Y
conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío David? Y
David respondió: Mi voz es, rey señor mío
6. Miembro de una tribu o
grupo de personas: "Los hijos de Leví, jefes de familias, fueron inscritos
en el libro de las crónicas hasta los días de Johanán hijo de Eliasib." Nehemías 12,23
7. Miembro de un grupo
profesional o gremio: "Entonces un varón de los hijos de
los profetas dijo a su compañero por palabra de Dios: Hiéreme ahora. Mas el
otro no quiso herirle." 1 Reyes 20,35
8. Habitante de una ciudad: "Los
hijos de Sion, preciados y estimados más que el oro puro, ¡cómo son tenidos por
vasijas de barro, obra de manos de alfarero!" Lamentaciones 4,2
9. Persona que
tiene una cualidad: Y si hubiere
allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá
a vosotros."Lucas 10,6
10. Seguidor fiel: que
viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas,
tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas" Génesis 6,2
11. Ser celestial,
creado por Dios; un ángel: Lucas 20,36
"Porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles, y son
hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección."
12.
Producto del nacimiento o la adopción espiritual: Romanos 8,14, 15, 23
"Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
David: En
hebreo "amado", cabeza de tribu. Rey y profeta de Israel. Las
principales fuentes de datos biográficos sobre David son los libros de Samuel y
Reyes. David, hijo de Isaí, nació en Belén. Fue el menor de ocho hermanos y
pasó la juventud como pastor. Dios envió a Samuel a ungir a uno de los hijos de
Isaí como sucesor de Saúl. Desentendiéndose de los hijos mayores, ungió a
David. (Rut 4,17)
Se
hace referencia explícita a David como el rey porque en él comienza el
principio dinástico del que surgió la esperanza
mesiánica.
La historia de David se divide naturalmente en tres períodos:
(1) antes de su elevación al trono; (2) su reinado, en Hebrón sobre Judá, y en
Jerusalén sobre todo Israel, hasta su pecado; (3) su pecado y sus últimos años.
Aparece primero en la historia sagrada como un joven pastor que cuidaba los
rebaños de su padre en los campos cercanos a Belén, "rubio, de bellos ojos
y hermosa presencia”. Samuel, el profeta y último de los jueces, fue enviado a
ungirlo en lugar de Saúl, a quien Dios había rechazado por su desobediencia.
Los relatos de David no parecen haber reconocido la importancia de esta unción
que lo marcó como sucesor al trono después de la muerte de Saúl.
Durante un período de enfermedad, cuando un espíritu maligno atormentaba
a Saúl, David fue llevado a la corte para calmar al rey tocando el arpa. Ganó
la gratitud de Saúl y fue nombrado escudero, pero su estancia en la corte fue
breve. Poco después, mientras sus tres hermanos mayores estaban en el campo,
luchando bajo el mando de Saúl contra los filisteos, David fue enviado al
campamento con algunos comestibles y regalos; allí oyó las palabras con las que
el gigante, Goliat de Gat, desafiaba a todo Israel a un combate individual y él
se ofreció para derrotar al filisteo con la ayuda de Dios. Su victoria sobre
Goliat provocó la debacle del enemigo.
La victoria de David sobre Goliat le ganó la amistad
entrañable de Jonatán, el hijo de Saúl. Obtuvo una posición permanente en la
corte, pero su gran popularidad y las imprudentes canciones de las mujeres
excitaron los celos del rey, que intentó matarlo en dos ocasiones. Como jefe de
mil hombres luchó con nuevos riesgos para ganar la mano de Merab, la hija mayor
de Saúl: pero, a pesar de la promesa del rey, fue dada a Adriel de Mejolá.
Mikal, la otra hija de Saúl, amaba a David, y, con la esperanza de que
finalmente fuera muerto por los filisteos, su padre prometió dársela en
matrimonio, con tal de que David matara a cien filisteos. David tuvo éxito y se
caso con Mikal. Este éxito, sin embargo, hizo temer más a Saúl y finalmente le
indujo a ordenar que debería matarse a David. Por mediación de Jonatán fue
perdonado durante un tiempo, pero el odio de Saúl le obligó finalmente a huir
de la corte.
Primero fue a Ramá y desde allí, con Samuel, a Nayot. Los
esfuerzos posteriores de Saúl por asesinarlo fueron frustrados por la
interposición directa de Dios. Una entrevista con Jonatán le convenció de que
la reconciliación con Saúl era imposible y de que, para el resto del reino, él
era un desterrado y un bandido. En Nob, de donde procedía, David y sus
compañeros fueron armados por el sacerdote Ajimélek, que después fue acusado de
conspiración y asesinado con todos sus sacerdotes. De Nob, David fue a la corte
de Akis, rey de Gat, de donde escapó de la muerte fingiendo locura.
A su retorno se convirtió en cabeza de una banda de
aproximadamente cuatrocientos hombres, algunos parientes suyos, otros deudores
en dificultades y descontentos, que se reunieron en la cueva o refugio de
Adullam. Poco tiempo después su número llegó a seiscientos. David liberó la
ciudad de Queilá de los filisteos, pero fue obligado a huir de nuevo de Saúl.
Su siguiente morada fue el desierto de Zif, memorable por la visita de Jonatán
y por la traición de los zifitas que avisaron al rey. David se libró porque a
Saúl lo llamaron para rechazar un ataque de los filisteos. En los desiertos de
Engadí estuvo de nuevo en gran peligro; pero, cuando Saúl estaba a su merced,
él generosamente le perdonó la vida.
Por mandato de Dios, David, que tenía ahora treinta años,
subió a Hebrón para reclamar el poder real. Los hombres de Judá lo aceptaron
como rey y fue ungido de nuevo solemne y públicamente. Por influencia de Abner,
el resto de Israel permanecía fiel a Isbaal, hijo de Saúl. Abner atacó las
fuerzas de David, pero fue derrotado en Gabaón.
La guerra civil continuó durante algún tiempo, pero el poder
de David aumentaba continuamente. En Hebrón tuvo seis hijos: Amnón,
Kilab,Absalón, Adonías, Sefatías, y Yitream. Como resultado de una riña con
Isbaal, Abner hizo maniobras para llevar a todo Israel bajo el poder de David;
sin embargo, fue alevosamente asesinado por Joab, sin el consentimiento del
rey. Isbaal fue asesinado por dos benjaminitas y David fue aceptado por todo
Israel y ungido rey. Su reinado sobre Judá en Hebrón había durado siete y medio
años.
Debido a sus exitosas guerras David tuvo éxito en hacer de
Israel un estado independiente y mereció que su propio nombre fuera respetado
por todas las naciones circundantes. Una notable hazaña al principio de su
reinado fue la conquista de la ciudad jebusita de Jerusalén, a la que hizo
capital de su reino, “la ciudad de David”, el centro político de la nación.
Construyó un palacio, tomó más esposas y concubinas, y engendró más hijos e
hijas. Habiéndose liberado del yugo de los filisteos, resolvió hacer de
Jerusalén el centro religioso de su pueblo, transportando el Arca de la Alianza
desde Baalá (Quiryat Yearim).
La trajo a Jerusalén y la puso en la nueva tienda construida
por el rey. Después, cuando propuso construir un templo para ella, el profeta
Natán le dijo que Dios había reservado esta tarea para su sucesor. En premio a
su piedad, le fue hecha la promesa de que Dios le construiría una casa y
establecería su reino para siempre.
No se han conservado ningún relato detallado sobre las
diversas guerras emprendidas por David; sólo tenemos algunos hechos aislados.
La guerra con los ammonitas se registra más completamente porque, cuando su
ejército estaba en el campo durante esta campaña, David cometió los pecados de
adulterio y homicidio, atrayendo por ello grandes calamidades para él y su
gente. Estaba entonces en la plenitud de su poder, era un gobernante respetado
por todas las naciones, del Éufrates al Nilo. Después de su pecado con Betsabé
y el asesinato indirecto de Urías, su marido, David la convirtió en su esposa.
Pasó un año antes de que se arrepintiera de su pecado, pero su contrición fue
tan sincera que Dios le perdonó; aunque, al mismo tiempo, le anunció los
severos sufrimientos que le sucederían. El espíritu con que David aceptó estas
penas lo ha hecho en todo tiempo modelo de penitentes.
El incesto de Amnón y el fratricidio de Absalón trajeron la
vergüenza y la aflicción a David. Absalón permaneció tres años en el destierro.
Cuando fue llamado de regreso, David lo mantuvo en desgracia durante dos años
más y luego lo restauró a su anterior dignidad, sin ninguna señal de arrepentimiento.
Irritado por el tratamiento de su padre, Absalón se dedicó durante los
siguientes cuatro años a seducir a la gente y finalmente se hizo proclamar rey
en Hebrón. Esto tomó a David por sorpresa y se vio obligado a huir de
Jerusalén. Las circunstancias de su huida se narran en la Escritura con gran
simplicidad. El rechazo de Absalón del consejo de Ajitófel y su consecuente
retraso en la persecución del rey, hizo posible a éste último reunir sus
fuerzas y vencer en Majanáyim donde Absalón fue asesinado. David retornó
triunfante a Jerusalén. Una rebelión posterior bajo Seba fue reprimida
rápidamente en el Jordán.
En este punto de la narración de 2 Samuel leemos que “hubo
hambre, en los días de David, durante tres años consecutivos”, en castigo por
el pecado de Saúl contra los gabaonitas. A su llamada, siete de la familia de
Saúl fueron entregados para ser crucificados. No es posible fijar la fecha
exacta de la hambruna. En otras ocasiones, David mostró gran compasión por los
descendientes de Saúl, sobre todo con Meribbaal, el hijo de su amigo Jonatán.
Después de una breve mención de cuatro expediciones contra los filisteos, el
escritor sagrado narra un pecado de orgullo por parte de David en su resolución
de hacer un censo del pueblo.
Como penitencia por este pecado, se le permitió escoger entre
hambre, guerra perdida o peste. David escogió la tercera y en tres días
murieron 70.000 mil hombres del pueblo. Cuando el ángel estaba a punto de
destruir a Jerusalén, Dios se apiadó y cesó la peste. David fue enviado a
ofrecer un sacrificio en la era de Arauná, el lugar del futuro Templo.
Los últimos días de David fueron perturbados por la ambición
de Adonías, cuyos planes para la sucesión fueron frustrados por Natán, el
profeta, y Betsabé, la madre de Salomón. El hijo que nació después del
arrepentimiento de David, fue elegido con preferencia sobre sus hermanos
mayores. Para asegurarse que Salomón le sucedería en el trono, David lo hizo
ungir públicamente. Las últimas palabras recogidas del anciano rey son una
exhortación a Salomón a ser fiel a Dios, premiar a los sirvientes fieles y a
castigar a los malos. David falleció a la edad de setenta años, tras haber
reinado en Jerusalén treinta y tres años
El carácter histórico de las narraciones sobre la vida de
David ha sido atacado principalmente por escritores que han desatendido el
propósito del narrador de 1 Crónicas. Éste omite los acontecimientos que no
están relacionadas con la historia del Arca. En los Libros de los Reyes se
narran los eventos principales, buenos y malos. La Biblia narra los pecados y
debilidades de David sin excusa ni paliativos, pero también relata su
arrepentimiento, sus actos de virtud, su generosidad hacia Saúl, su gran fe y
su piedad.
La vida de David fue una época importante en la historia de
Israel. Fue el fundador real de la monarquía, la cabeza de la dinastía.
Escogido por Dios “como un hombre según Su propio corazón”, David fue probado
en la escuela del sufrimiento durante los días de destierro y se convirtió en
un renombrado líder militar. A él se debió la completa organización del
ejército. Le dio a Israel una capital, un tribunal y un gran centro de culto religioso.
Cuando fue proclamado rey de todo Israel, tenía 339.600
hombres bajo su mando. En el censo se contaron 1.300.000 aptos para empuñar
armas. Un ejército dispuesto, que constaba de doce cuerpos, cada uno con 24.000
hombres, que se turnaban para servir durante un mes cada vez, en la guarnición
de Jerusalén. La administración de su palacio y su reino exigieron un gran
séquito de sirvientes y oficiales. En 1 Crónicas 27 se exponen sus varios
oficios. El rey mismo ejerció la función de juez, aunque posteriormente los
levitas fueron designados para este propósito, así como otros oficiales
menores.
Cuando el Arca fue llevada a Jerusalén, David emprendió la
organización del culto religioso. Las funciones sagradas se confiaron a 24,000
levitas; 6,000 de éstos eran escribas y jueces, 4,000 porteros, y 4,000
cantores. Organizó las diversas partes del ritual, y asignó a cada sección sus
tareas. Los sacerdotes estaban divididos en veinticuatro familias; los músicos
en veinticuatro coros. El privilegio de construir la Casa de Dios fue reservado
para Salomón; pero David hizo amplias preparaciones para la obra reuniendo
tesoros y materiales, así como transmitiendo a su hijo un plan para el edificio
y todo sus detalles. Se relata en 1 Crónicas cómo exhortó a su hijo Salomón
para llevar a cabo este gran trabajo y dio a conocer a la asamblea de jefes el
alcance de sus preparativos.
El rol prominente que jugó la canción y la música en el culto
del Templo, según organizado por David, es fácilmente explicado por sus
habilidades poéticas y musicales. Su habilidad para la música se aparece en
Samuel 16,18 y Amós 6,5.
En 2 Samuel 1, 3, 22 y 23 se hallan poemas compuestos por él.
Su conexión con el Libro de Salmos, muchos de los cuales se atribuyen
expresamente a diferentes situaciones de su carrera, fue tan dada por sentado
que muchos le atribuyeron todo el Salterio. La paternidad literaria de estos
himnos y la cuestión de en qué medida pueden ser considerados suplentes de
material ilustrativo sobre la vida de David, se trata en el artículo Salmos.
David no fue meramente un rey y gobernante, también fue un profeta.
“El Espíritu del Señor ha hablado por mí y su palabra por mi lengua” (2 Sam.
23,2) es una declaración directa de inspiración profética en el poema allí
expuesto. San Pedro nos dice que fue un profeta (Hch. 2,30). Sus profecías
están incluidas en los Salmos literalmente mesiánicos que compuso y en las
“últimas palabras de David” (2 Sam. 23). El carácter literal de estos Salmos
Mesiánicos se indica en el Nuevo Testamento. Ellos se refieren al sufrimiento,
la persecución y la liberación triunfante de Cristo, o a las prerrogativas
conferidas a Él por el Padre. Además de estas profecías directas, el propio
David siempre ha sido considerado como un modelo del Mesías.
Sus cualidades y su mismo nombre son atribuidos al Mesías.
Los Padres de la Iglesia consideran algunos episodios de la vida de David como
prefiguración de la vida de Cristo; Belén es el lugar de nacimiento de ambos;
la vida de pastor de David apunta hacia Cristo, el Buen Pastor; las cinco piedras
escogidas para matar a Goliat son tipo de las Cinco Llagas Sagradas; la
traición por su consejero de confianza, Ajitófel, y el pasaje en el Cedrón nos
recuerda la Sagrada Pasión de Jesucristo.
Abrahám: Heb. אַבְרָהָם [ 'Abrâhâm ],
"padre de una multitud" [como sugiere la expresión árabe ruham, "gran número",
"multitud"], lo que concuerda con la explicación que Dios dio al
patriarca después de cambiarle su nombre: "Te he puesto por padre de
muchedumbre de gentes" (Génesis 17:5).
Su nombre aparece por primera vez en Gn 11, 27,
es hijo de Téjar, el cual vivió 205 años, sus hermanos son Najor y Haraán, se casó con Saray, la cual era
estéril, sin hijos. Nació en Ur de los caldeos. En el capítulo 12 inicia la
teología de las promesas sobre Abrán que se denotan en dos: la descendencia y
el don de la tierra, de igual manera las bendiciones espirituales.
Abrán reprocha al Señor que, a
pesar de su palabra, un extraño va a ser su heredero; pero el señor responde
que no será un criado sino, uno que saldrá de sus entrañas. Al Saray no poderle dar un hijo a Abrán,
le dice que tome a su esclava Agar para que pueda tener hijos. Según el derecho
mesopotámico, una esposa estéril podía dar a su marido una
sierva como mujer y reconocer como suyos a los hijos nacidos de esta unión.
Cuando tenía 86 años, Abraham tomó a la esclava Agar y
de ella nació Ismael (Gn. 16,16). El nombre de Ismael significa: escuche Dios o
Dios ha escuchado. Trece años después, a los noventa y nueve años, Dios
reconfirmó su pacto con él: estableció la circuncisión como señal y a Abrán le
puso por nombre "Abraham", pues lo ha constituido padre de
muchedumbre de pueblos(Gn. 17,5), y a Saray le coloca el nombre de Sara que
significa princesa, es bendecida por Dios y será madre de reyes (v16).
El hijo de la promesa; Isaac, nace cuando Abrahán tiene cien
años y su mujer Sara tiene 90 años, su nombre significa que Dios sonría, se
muestre favorable o Dios ha sonreído.
Abrahán vivió ciento setenta y cinco años. Murió, pues, en
buena ancianidad, viejo y lleno de días, y fue a juntarse con su gente. Sus
hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpelá, al borde de la finca
de Efrón. Allí fue sepultado con us mujer Sara. (Gn 25, 7-11)
La frase hijo de David y de Abrahán, significa: Como descendiente de Abrahán, el padre
del pueblo (Gn 17), Jesús se convierte en la cabeza de un nuevo pueblo: el
nuevo Israel, que él mismo va a congregar tras el rechazo del Israel histórico.
Como descendiente de David, resume en sí todas las esperanzas del pueblo
elegido que se habían ido concentrando en la figura de un de Dios, un
Mesías, que sería descendiente de David, según la promesa divina (2 Sm 7).
Jesús es el heredero de las promesas hechas a David.
Jesús es, pues, el
Mesías esperado por Israel, pero su ser y su misión no se acaban ahí, porque
este enraizamiento en la historia del pueblo elegido no es sino un modo de
llevar a plenitud las promesas hechas por Dios a Abrahán: (Gn 17,4), y
a David: (2Sm 7,16).
Estas promesas se realizan en Jesús y en la comunidad de sus discípulos a
través de su presencia continua.
2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob,
Jacob engendró a Judá y a sus hermanos,
Son los tres padres de
Israel. Faltan las cuatro madres: Sara, Rebeca, Lía y Raquel -¡todas ellas
estériles, excepto Lía, la no deseada! Son sustituidas por cuatro extranjeras,
que entran felizmente en la historia de Israel- prototipo de toda historia
(cuatro es el número de la totalidad) que establece parentesco con Israel y con
su salvación.
engendró: "tornarse",
de hombres: "nacer"). Se refiere especialmente al padre:
"engendrar, generar", "ser" o "tornarse" padre de
alguien". En sentido figurado, "causar,
producir". Se emplea para designar la generación natural y posiblemente la
generación legal.
Del primer patriarca, Abraham, no se dice quien lo engendró. La
repetición del verbo “engendró” con la única variante de los nombres provoca
una tensión , casi la espera de la novedad prometida en el primer versículo,
que interrumpa la cadena y le dé sentido al conjunto.
Isaac: Heb. יצחק ytschk [Yitschaq], "él ríe" o "risa". Hijo de
Abrahán de acuerdo con la promesa: hY"ßbia]) nació cuando Sara tenía
91 años, es circuncidado a los 8 días según la alianza con Yahvé. Tenía
cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel, el aremeo de
Padán Aram, y hermana de Labán el arameo.
Vivió sus primeros años en Berseba, de
donde lo tomó su padre y lo llevó al Monte Moria para ofrecerlo en sacrificio, y de donde regresó después
que su vida fue milagrosamente salvada (21,33; 22,19). Su madre murió
cuando tenía treinta y seis años de edad (Gn 17,17; 23,1). Unos pocos años más
tarde, se casó con Rebeca, la hija de Betuel, a quien uno de los sirvientes de
su padre había traído de Mesopotamia, de acuerdo con indicaciones de Abraham
(24). La unión tuvo lugar en “el país del sur”, donde Isaac vivía y donde
continuó viviendo luego de que junto con Ismael sepultaron el cuerpo de Abraham en una
cueva de Makpelá (24,62.67; 25,7-11). Muchos años pasaron
antes de que el deseo de Isaac, de tener niños fuera escuchado por Dios.
Finalmente él salió para
Berseba. Allí fue favorecido con una nueva visión por parte de Yahveh, y estableció una
alianza solemne con Abimélek, rey de Guerar (26,12-33). Durante los últimos
años de la carrera de Isaac, ocurrió el muy conocido incidente mediante el cual
le confirió a Jacob la bendición divina que tenía destinada
para Esaú (v. 27), seguido por la preocupación de Isaac de proteger a Jacob del
resentimiento de su hermano y de asegurarle una esposa del linaje de su
parentela en Mesopotamia (28,1-5). Luego del retorno de Jacob, Isaac murió a la
edad de ciento ochenta años y fue enterrado por sus hijos en la cueva de Macpelá
(35, 27-29; 49,31).
Tal y como es delineado en el
Génesis, la figura de Isaac es mucho menos impactante que la de Abraham, su
padre. Aún así, por su forma de su vida, siempre tranquilo, apacible, gentil,
inocente, fiel a la guía de Dios,
fue el digno heredero y transmisor de las gloriosas promesas hechas a Abraham. Fue
fundamentalmente un hombre de paz, el tipo adecuado al Príncipe de Paz,
cuyo gran sacrificio en el Monte Calvario fue previsto en la obediencia de Isaac hasta la muerte en el
Monte Moria.
Jacob: en hebreo ב ֹקֲעַי "el que toma por el talón" o
"el que suplanta". Hijo de
Isaac y de Rebeca y hermano
gemelo de Esaú. Según la ley, la primogenitura le correspondía a Esaú,
pero Jacob, con notable astucia, se la arrebató (Gn. 25:29-34; He. 12:16).
Protegido por su madre, Jacob
logró suplantar a su hermano y obtuvo con engaño la bendición paterna (Gn.
27:1.29), y Esaú indignado, prometió matarlo (Gn. 27.:41). Rebeca misma se vio
obligada a procurar que Isaac enviara a Jacob a Harán, con el pretexto de
elegir esposa allí (Gn. 27.42. 28:5; Os. 12:12) Durante su viaje Jacob tuvo una
visión de una escalera que llegaba hasta el cielo y ángeles de Dios que subían
y bajaban. En aquel lugar Dios confirmó a Jacob el pacto con Abraham. Jacob
erigió un altar, llamó a aquel lugar Betel «casa de Dios") e hizo voto
ante Dios (Gn. 28: 11-22).
Las relaciones de Jacob con la
familia de Labán forman un interesante episodio, los detalles del cual son
perfectamente verdaderos en
la vida oriental y no necesitan ser expuestos aquí. Además de bendecirlo con
once hijos, Dios otorgó a Jacob una gran prosperidad material, de
modo que Labán estaba naturalmente deseoso de retenerlo. Pero Jacob, muy
hastiado con los frecuentes engaños de Labán, y también mandado por Dios a
regresar, partió en secreto, y, aunque alcanzado y amenazado por su indignado
suegro, él se las arregló para apaciguarlo y proseguir su propio camino hacia
Canaán (caps. 29 - 31). Se las ingenió también---después de una visión de
ángeles en Mahanaim, y una noche completa de lucha con Dios en Penuel, en cuya
ocasión recibió una nueva bendición y el significativo nombre de Israel---para
calmar a su hermano Esaú, quién había venido a enfrentarse con él junto a 400
hombres (32 – 33,16).
Los doce hijos de Jacob fueron
los siguientes: Hijos de Lía: el
primogénito de Jacob, Rubén; después Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón..Hijos de Raquel: José y Benjamín. Hijos de Bilhá, la esclava de Raquel:
Dan y Neftalí. Hijos de Zilpá, la
esclava de Lía: Gad y Aser. Estos fueron los hijos de Jacob, que le
nacieron en Paddán Aram (Gn 35,23-26)
3Judá engrendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom
engendró a Aram,
Judá: del hebreo יהודה, (alabanza) Cuarto hijo de Jacob y Lía, cuya
exclamación al momento de su nacimiento: “Ahora alabaré al Señor”, se da como
la razón etimológica para el nombre “Judá”, que se deriva del verbo hebreo “alabar”
(Gén. 29,35).
Fue Judá quien intercedió ante sus hermanos para salvar la vida de José,
al proponer que fuese vendido a los ismaelitas (Gén. 37,26-27).
Aunque no era el hijo mayor de Jacob, se le representa asumiendo un rol
importante y predominante en los asuntos familiares. En ocasión del
segundo viaje a Egipto fue él quien convenció al afligido Jacob de
que dejara partir a Benjamín (Gn. 43,3-10), por quien ruega
conmovedoramente ante José después del incidente de la copa, ofreciéndose a ser
retenido como esclavo en su lugar (Gén. 44,18ss.). Este ruego sincero hace que
José les descubra su identidad a sus hermanos (Gén. 45,1ss.). Judá es el
escogido por Jacob para precederlo a Egipto y anunciar su llegada (Gn. 46,28),
y más tarde se enfatiza su prestigio en la famosa profecía enunciada
por Jacob (Gén. 49,8-12).
A Judá le nacieron cinco hijos, a saber, con
la hija de Súa tuvo a Er, Onán y Selá; y de Tamar tuvo a Fares y Zéraj (Gn.
38). Según el Primer Evangelio, es a través de Fares que se traza el
linaje mesiánico.
En Gen. 49. 9-12 Jacob dice sus
últimas palabras y profetiza sobre el futuro de la tribu de Judá, augura que
será una tribu poderosa y compara a Judá con un cachorro de león. En efecto la
tribu de Judá fue la más poderosa de las tribus de Israel, siempre se mantuvo
aislada del resto de las otras, como muestra de ello tenemos el hecho de
que David fue consagrado primeramente rey de Judá y luego de Israel.
Las genealogías de Mateo y Lucas colocan a Jesús como
descendiente de Judá.
La tribu de
Judá llegó a ser la más importante de todas las de Israel, y Fares, uno de los
hijos de Judá fue el antepasado de David y de la casa real del reino del sur
(Rut 4:18-22; 1 Crónicas 2:3-15; 3:1-6), y de Jesús, el Salvador de la
humanidad (Mateo 1:3-6, 16). El autor de Hebreos afirma que "manifiesto es
que nuestro Señor vino de la tribu de Judá" (Hebreos 7:14).
Tamar: en hebreo תמר palmera, nuera de Judá, Esposa
Cananea de Er, y después de Onán (Gn 38, 7-8) Cuando Er murió sin hijos, Judá dio a Tamar a
su hijo Onán, en armonía con la costumbre de la época (vs 7, 8). Cuando Onán
murió sin dejar heredero (vs 9, 10), Tamar volvió a la casa de su padre, con la
promesa de Judá de
que cuando Selá llegara a la madurez le sería dado por esposo (v 11). Como Judá no
cumplió su palabra, Tamar llegó a tener descendientes de Judá con engaño; tuvo 2
hijos: Fares y Zara (vs 12-30).
Tamar, una mujer recta, una mujer
justa. Ser justo, según la mentalidad bíblica, es ser sencillo a la voluntad de
Dios, tal y como es revelada en la Tora. Es estar en armonía con la voluntad
divina, esto es lo que hizo Tamar.
Tamar, la justa, la mujer
humilde, valiente y libre, generosa, astuta como la serpiente, inocente como la
paloma, hábil, intuitiva, respetuosa...Tamar, como la palmera, extendió sus
brazos hacia el cielo, y extendió todo su ser hacia el Señor. Ella fue digna de
concebir y de llevar el fruto, para que un día, en el momento querido por Dios,
el Mesías pudiera entrar en el mundo.
Es la excepción y no la regla
encontrar a una mujer en una lista genealógica hebrea. Con todo, Mateo hace
referencia a las mujeres sólo en forma pasajera y no específica, como
eslabones genealógicos.
El que se omitan los nombres de
mujeres tan honorables como Sara y Raquel, podría sugerir que se incluyeron los
nombres de las cuatro mujeres mencionadas por causa de circunstancias poco
comunes. Es probable que las cuatro -Tamar, Rahab, Rut y Betsabé- fueran de
origen gentil, extranjero, pero a través de las cuales la línea de la promesas
divinas continúa de forma sorprendente. En esto se insinúa un reproche contra
el exclusivismo judío y también un reconocimiento tácito de que Jesús pertenece
tanto a los gentiles como a los judíos. Con excepción de Rut, todas las otras
mujeres estuvieron relacionadas con algún escándalo.
Fares: Significa el que
ha abierto brecha. Es uno de los hijos mellizos de Judá (Gn. 38:27-29) sus
dos hijos se llamarón Jezrón y Jamul. Fares fue
un antepasado de David (Rt 4:18-22), y está en la lista de la genealogía de
Jesucristo (Mt. 1:3-6).
Zara: Su nombre alude al "brillo" rutilante del hijo que la matrona
había atado a su muñeca durante su nacimiento. Es hijo de Judá y de Tamar; el
hermano gemelo de Peres (Gn 38,30; 46,12; 1Cró 2,4). Aunque sea su hermano
Peres (en griego Fares), considerado mayor que él, quien figura como antepasado
de David, luego de José, el esposo de María madre de Jesús, su nombre aparece
también recogido en la genealogía de Cristo según Mateo (Mt 1,3).
El escritor da sólo tres nombres durante el tiempo del exilio egipcio (Esron, Aram, y Aminadab), aunque el
período duró 215 ó 430 años; esto concuerda con Génesis 15,16, donde Dios promete guiar a Israel de vuelta en la cuarta generación. Pero
según Génesis 15,13, el extranjero afligirá a Israel durante cuatrocientos
años.
Esrom: Rodeado por un muro", "cercado” "vallado".
Hijo de Fares, el clan Jesronita. Sus hijos fueron
Yerameel, Ram y Quelubay. Se unió a la hija de Maquir, padre de Galaad. Cuando la
tomó por mujer tenía sesenta años.
4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engrendró a Naassón,
Naassón engendró a Salmón
Aram : Equivalente al heb. ארם ["Aram" o "Ram"]"alto [altura, elevación]",
"ilustre", "exaltado". Hijo de Hezrón y padre de
Aminadab (Rut 4,19)
Aminadab: del hebreo עמינדב "Mi gente es generosa, mi pariente es nobre") Hijo de Ram. Descendiente de Judá por medio de Hezrón (1 Cr. 2:10). Fue padre de Naasón (el príncipe de Judá en tiempos de Moisés; Nm. 1:7), suegro de Aarón (el sumo sacerdote; Ex. 6:23) y uno de los antepasados de David (Rt. 4:19; Mt. 1:4; Lc. 3:33).
Naassón:Heb. נחשון "encantador". Príncipe
de la tribu de Judá a comienzos de la peregrinación de Israel por el desierto
(Números 1:7; 2:3; 7:12, 17; 10:14). Su hermana se casó con Aarón (Éxodo 6:23).
Fue el antepasado de Booz, y así del rey David (Rut 4:20-22; 1 Crónicas
2:10-12). Hijo de Aminadad.
Salmón: del hebro שלמה [Salmah], "cubierta
[vestidura]". Hijo de Naasón y padre de Booz
5 Salmón
engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a
Jesé,
Rajab: significa largo, amplia. Rajab, grande, espaciosa, recibe a
los exploradores y permite a Israel entrar en la Tierra de la Promesa Fue
Cananea de Jericó Era prostituta. Pero el texto no se enfoque en la
culpabilidad de su vida sexual. La historia
de Rajab se encuentra en Josué 2,6-25. De Rajab, en el Nuevo Testamento se
alaba su fe (Hec 11,31) expresada en las obras (Jc 2,24-25). El libro de Josué
enfatiza la ayuda que ella brindó a Israel.
Booz: Heb. בעז [Bo`az], tal
vez "alegría [complacencia]" o "agilidad [fuerza,
firmeza]". Rico habitante de Belén, pariente del fallecido esposo de
Noemí. Se casó con Rut.
Rut: Moabita, nuera de Noemí. Se casó con Mahlón,
el hijo de Elimelec y Noemí, mientras estaba refugiado con su familia en
la tierra de Moab por una severa hambruna en Judá, su tierra natal (Rut
1:1,2; 4:10). Luego de la muerte de Elimelec, Mahlón y Quelión,
Noemí y sus nueras viudas (Rut y Orfá) salieron para regresar a Belén, en
la tierra de Judá (Rut 1:6,7). Orfá fue persuadida a quedarse en Moab,
pero Rut, en un supremo acto de lealtad y devoción a su suegra, se fue con
Noemí a Belén (vers. 11-18).
Llegaron a Belén en el momento de la cosecha de la
cebada (vers. 22), quizás a comienzos de abril, y Rut salió a espigar en
los campos (de acuerdo con la ley de Moisés, lo que los cosechadores
pasaban por alto se destinaba a los pobres; Rut 2:2,3; Levítico 19:9,10;
23:22). Providencialmente, fue a un campo que pertenecía a Booz, un
pariente de Elimelec, quien tomó nota especial de ella y le extendió
favores especiales al saber que era nuera de Noemí, por causa de su
fidelidad a su suegra y, sin duda, también por sus modales agradables.
Una costumbre, basada en la ley del levirato
(Deuteronomio 5:5-10; cf. Rut 1:11-13), exigía que el pariente más cercano
de Mahlón se casara con Rut, se transformara en su heredero legal y
perpetuara la herencia familiar del muerto (cap. 4:3, 4, 9). Sin
embargo, tenía el derecho de excusarse (Deut. 25: 7-10), lo que sucedió
en este caso. Al rehusar aceptar la responsabilidad el familiar más
próximo (Rut 4:6), ésta recayó en Booz (vers. 7, 8), quien asumió
formalmente los privilegios y los deberes que le competían como heredero
legal de Elimelec, incluso el casamiento con Rut (vers. 9,10). De
esta unión nació Obed, el abuelo de David y uno de los progenitores de
Cristo (vers. 13, 21, 22). De esta manera, Rut es honrada
con la inclusión de su nombre en la genealogía de Jesucristo que registra
Mateo.
Obed: significa "siervo" o adorador [servidor]" [de
Dios): Hijo de Rut y Booz (Rt. 4:17);
fue el padre de Isaí y el abuelo de David (Rt. 4:21, 22; 1 Cr. 2:12; Mt. 1:5;
Lc. 3:32), y
ascendiente de Cristo a través de José. Hombre poderoso de las
fuerzas militares de David. (1Cr 11:26, 47.)
6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue
mujer de Urías, a Salomón
Jesé: ישי también llamado Isaí o Ishai, es un personaje
bíblico, hijo de Obed, nieto de Booz y padre
de David. Su importancia como uno de los ascendientes
de Jesucristo es referida en el Nuevo Testamento, donde se hace
referencia al Árbol de Jesé.
mujer de Urías, La
historia de Betsabé se encuentra en 2Samuel 11-12 e 1Reyes 1,1–2,25. En la
genealogía de Jesús, según la comunidad de Mateo, Betsabé no es mencionada ni
por su nombre, ni como mujer de David; se menciona como: “David engendra, de la
que fue mujer de Urías, a Salomón” (Mt 1,6)
Por otro
lado, es importante que Mateo mencione a Urías, este que ha quedado como justo,
que a costa de su vida, David se casa con Betsabé. Contrariamente a Rut y a
Tamar, Betsabé se caracteriza no por el deseo de dar al mundo una descendencia
en vista del futuro mesiánico, sino por la voluntad de sentar a su hijo Salomón
en el trono real. Aparentemente pasiva, hasta que Salomón tiene la edad de
reinar, ella llega a tener de pronto una actividad desbordante y toma en mano
el futuro de la realeza. Se la ve intrigar con el profeta Natan (I Reyes 1) que
está bien puesto para saber quién debe reinar (2S 7 y 1 Cron 17,1-15).
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